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jueves, 27 de junio de 2013

Rincones secretos de Murcia: La calzada romana escondida de Portman, camino de plata, garum y esparto



Calzada Romana de Portmán


Portmán (Portus Magnus) fue, durante la época imperial romana, uno de los tres puertos españoles más importantes del Mediterráneo, debido a que en él atracaban numerosos barcos para cargar plata, hierro, plomo y cobre extraídos de las cercanas minas de la sierra cartagenera rica en yacimientos mineros. 


Bahía de Portmán, Portus Magnus para los romanos

En la zona existían también otros productos muy interesantes para los romanos: conservas de pescado en salazón (sobre todo “garum”) y esparto

La industria del esparto fue especialmente apreciada por los romanos, tanto que llegaron a llamar al Campo de Cartagena "Campus Spartarius". 



Para facilitar el transporte y embarque de estos productos se construyó esta calzada secundaria en el S I d.C. 


Con unos tres metros de ancho, esta calzada serpenteaba dirigiendose a Cartagena y, por el otro lado, hacia el Mar Menor, Cabezo Gordo (aún quedan restos de calzada), y cruzando por el Puerto de la Cadena se unía a la Vía César Augusto que, desde Sagunto, llegaba hasta Andalucía.


La calzada ha estado oculta todo este tiempo en una zona de monte, a los pies de la "Monte de las Cenizas", donde hubo un acuartelamiento militar, una batería (tierra-mar) de artillería , con un acceso muy restingido y, en gran parte, la vegetación invadió la calzada y la ocultaba parcialmente (por eso se ha preservado hasta hoy). En la actualidad se ha restaurado convenientemente y se conserva un buen tramo (unos 500 m) en un estado óptimo.


A un par de kilómetros de la calzada, ya en Portmán, se encuentran los restos de una villa romana, "Villa romana del Paturro" descubierta en 1972. En este yacimiento aparecieron monedas de bronce, una cabeza de niño de piedra, candiles de aceite, ánforas y restos de columnas. En esta villa se encontraron unos magníficos mosaicos con la cara de una mujer, pavos reales, peces, etc. Está fechada en el siglo II-III d.C.

Yacimiento de la Villa romana del Paturro a las afueras del pueblo de Portmán.



Algunos de los mosaicos de Villa Paturro

Salva Gallego


miércoles, 26 de junio de 2013

Rincones secretos de Murcia: Fuente Caputa, el manantial escondido de los romanos en Mula

En esta sección os invitaremos a conocer rincones secretos, ocultos a la mayoría de la gente, incluso para la mayoría de los murcianos.

Son lugares que por su peculiar situación geográfica, su acceso o su aparente "insignificancia" has pasado desapercibidos a lo largo del tiempo... o no, como veremos.

Os ayudaremos a descubrirlos y a amarlos.





Fuente Caputa


Fuente Caputa es un paraje natural a 2 Km. de Yéchar (Mula) donde el agua mana de forma natural e ininterrumpida.



El agua que brota de este manantial recorre un bello trecho entre unas lomas y crea un frondoso valle, formando pequeñas charcas y piscinas naturales de gran belleza hasta desembocar en el río Mula y llegar al Embalse de La Cierva. 


 En su recorrido existe un desnivel con un gran salto de agua donde el agua cae en una gran poza, el “charcón de Perea”.


Los romanos ya conocían este bello lugar y de ahí su nombre “capita aquae”, cabeza del agua. Existen, en los alrededores, restos romanos de una villa, unos baños termales, una presa, un abrevadero, muros y muchos fragmentos cerámicos sin duda vasijas y recipientes para recoger agua.


También  podemos contemplar pinturas rupestres levantinas en unos abrigos del Cejo Cortado.
La vegetación está formada por especies características de las zonas húmedas de esta zona: adelfa, carrizo, junco, zarzamora, lames y forestales como pino carrasco, romero, tomillo, sabina negra, esparto, jaras y acebuche. 
 
La fauna de este espacio está formada por barbo, galápago leproso, distintas especie de sapo, rana común, lagartija ibérica, lagarto ocelado, buho real, águila perdicera, chova piquirroja, águila culebrera, entre otras.



Os invitamos a conocer este bello paraje en este video





domingo, 23 de junio de 2013

Las Encañizadas, un sistema de pesca medieval en el Mar Menor del S XXI



Las encañizadas son un ingenioso y original sistema de pesca artesanal utilizado en el Mar Menor. La única que se mantiene activa y una de las más grandes que existió es la Encañizada de la Torre, lindando con el Espacio Natural Protegido de las Salinas y Arenales de SanPedro del Pinatar y La Manga del Mar Menor.


 Es un arte de pescar muy antiguo. Se cree de origen romano y ya se sabe de su utilización por los árabes en la Baja Edad Media, pero es en 1414 cuando se tiene la primera constancia escrita de la existencia de la “Encañizada”:  Pedro Fernández Palomares pide autorización para construir una encañizada en el Mar Menor, con el compromiso de abastecer la ciudad de Murcia, y la libertad de vender el sobrante”. Este solicitante, como arrendatario, obtuvo también permiso para cortar la madera necesaria para su construcción en el cercano “Pinatar”.

Encañizada. Laberintos formados con cañas y redes
El motivo principal de la instalación y explotación de las “encañizadas” son el aprovechamiento de las costumbres migratorias de algunos peces (mújol, dorada, lubina y magre) entre el Mar Menor y el Mediterráneo utilizando los pocos pasos naturales (Golas) o canales de entrada y salida de agua que existen entre ambos mares.

Este sorprendente arte de pesca consiste en formar laberintos circulares de cañas, estacas de madera y redes en los que los peces entran con mucha facilidad, pero después no saben ni pueden salir.
Foto de Jesús Bueno Bautista

En una “Encañizada” se pueden distinguir las siguientes zonas o elementos: travesías, paranzas, embustes y corrales.
·        La travesía es una barrera que atraviesa el canal de orilla a orilla formada por cañas de unos dos metros de altura, siendo frecuentemente apuntalada por estacas de madera para evitar que el oleaje las derribe.
·        Las paranzas son una especie de cajas cuadradas y sin tapa, hechas igualmente de cañas, cuya misión es permitir el paso del agua, pero no el de los peces que quedan retenidos en ellas.
·        Los embustes son parecidos a las paranzas, diferenciándose tan sólo en la forma rectangular y en que tienen un mayor tamaño.
·        Los corrales se sitúan en los extremos de la encañizada, se trata de redes sujetas al suelo por estacas, verticalmente.
·  Existen otras artes de apoyo (secundarias) como son las redes de atajo, pardeteras, tresmalles o sartás.



Las condiciones del Mar Menor siempre han sido muy favorables para la reproducción de especies como mújol, dorada y magre, que acudían en gran número a desovar en estas ideales aguas, manteniéndose allí hasta época adulta. Después, al intentar volver hacia las aguas más frías del Mediterráneo, es cuando tropiezan con las paranzas, quedando atrapados los ejemplares de mayor tamaño.

 Los Pescadores dicen que, al conservarse vivo hasta el momento de la extracción, sin sufrimiento ni lucha por la huida al considerarse “libre”, conserva toda su grasa, por lo que resulta más sabroso y, por tanto, más caro en la lonja. 

Como curiosidad de las “Encañizadas” podemos contar que el origen del nombre de la gola de Marchamalo, procede de su “mal funcionamiento” (marcha mal) como encañizada.


También dice la tradición que las cañas de la Encañizada, para que no se pudran en el fango, se cortaban en la huerta de Murcia en enero y en Luna menguante, para ser secadas a la sombra hasta el verano, aunque ahora como casi todo, les traen de china unas cañas (ya cortadas y secas) que les aguanta un año en buenas condiciones.

Cinco son las "golas" y cinco las “Encañizadas” históricas del Mar Menor: Harco, Torre, Ventorrillo, El Estacio y Marchamalo.  La de la Torre y Ventorrillo eran de propiedad estatal, y se arrendaban en subasta pública. En la década de los años 60 funcionaban las cinco, pero fueron despareciendo sucesivamente. En el año 1996 se reconstruyó y reactivó “la de la Torre”, subastándose y otorgándose concesión administrativa para su explotación cada 10 años con un máximo de 30.



Hoy en día, solo queda en activo la Encañizada de la Torre y es la única que se conoce, no solo en el Mediterráneo sino en todo el mundo. 





Se ha avistado un barco fenicio de 2700 años en las costas Puerto de Mazarrón



Sensory Tour os invita a un paseo por la historia en un barco fenicio del S VII a.C.




En el año 1988 se encontraron los restos de una embarcación fenicia del S. VII a.C, en la playa de la Isla, en el Puerto de Mazarrón de Murcia. 

El pecio estaba a unos 50 m. de la orilla y a 2,5 m. de profundidad, estaba cubierto por una capa de posidonia oceánica fósil que había protegido  y conservado el barco y nos ha permitido disfrutar del barco más antiguo y más completo encontrado hasta el momento.
 

Se conserva integro, desde la proa hasta la popa, en un estado de conservación excelente. Tiene una eslora de 8,10 metros, una manga de 2,25 y un puntal aproximado de 1,10. En su interior conserva todas las cuadernas confeccionadas con madera de higuera, cosidas con fibra vegetal. Las tracas de pino que forman el casco están unidas por un sistema de espigas y se puede apreciar que se empleó una fibra vegetal para calafatear las juntas. Se mantiene en inmejorables condiciones gracias a un sarcófago protector metálico que lo protege en el mismo lugar donde fue encontrado.

También se encontraron y documentaron más de 8.000 restos cerámicos, principalmente trozos de ánforas, cazuelas, ollas, platos, vasos, restos pétreos y metálicos (un anillo), tales como un escarabeo (amuleto con forma de escarabajo) de plata y una punta de lanza de bronce.


En realidad se encontraron dos barcos: los restos del segundo barco (Mazarrón II) son más incompletos y se conservan algo peor aunque podemos apreciar perfectamente la estructura,  la quilla (3,98 m.), restos de 4 cuadernas unidas a 9 fragmentos de tracas y parte de una de las varas, todos los elementos en posición y curvatura originales, a diferencia del Mazarrón I cuyo material se encontraba disperso.

La carga de los dos barcos estaba constituido fundamentalmente por bloques de óxido de plomo y plata, ánforas de cerámica, una espuerta de fibra vegetal con asa de madera, un molino de mano y varios fragmentos de huesos de animales, así como un ancla en perfecto estado de conservación y única en su género.

Los restos del barco Mazarrón I y los cargamentos de ambos barcos, se exponen en la actualidad en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática ARQUA en Cartagena.


El barco Mazarrón II aguarda en su pecio, en la Playa de la Isla, una decisión de los técnicos y autoridades para su traslado seguro al museo o su mantenimiento en Mazarrón. En el ARQUA de Cartagena hay expuesta una réplica exacta del mismo.